Faltaban menos de 24 horas para disputar la gran final del Mundial Francia 1998 entre el país anfitrión ante Brasil, aunque esa noche, la final por un prolongado momento, increíblemente pasó a segundo plano.
“¡Ronaldo se muere, Ronaldo se muere!”. Los gritos eran de Roberto Carlos. El pasillo al que daban las habitaciones de los jugadores de Brasil se convirtió en un desfile de médicos, empleados de seguridad e integrantes del cuerpo técnico de la selección.
Minutos antes de los gritos desgarradores de Roberto Carlos, ambos estaban recostados en su habitación del hotel mirando una carrera de Fórmula 1 por televisión.
"Estábamos acostados, cuando escuchamos los gritos de Roberto Carlos", cuenta Edmundo. "Corrí a su habitación y vi a Ronaldo retorciéndose en el suelo; se golpeaba los brazos contra las piernas, y de su boca salía espuma.
El primer diagnóstico, que fue impuesto como verdad durante muchos años, fue una especie de crisis epiléptica a pesar de que Ronaldo jamás había sufrido algo así en su vida. El momento en el que el brasileño empezó a sacudirse tendido en su cama sería el final del sueño mundialista de Brasil.
Recientemente Bruno Caru, cardiólogo que se encontraba en la selección brasileña, afirmó que se trataba de un problema cardíaco: "Ronaldo estaba en la cama siguiendo una carrera de Fórmula 1, y una inclinación artificial del cuello comprimió el glomus carotídeo, un órgano responsable de regular el ritmo cardíaco y la presión arterial; la frecuencia cardíaca tuvo una caída que le provocó el desmayo y las convulsiones".
Independientemente del diagnóstico, El fenómeno se pudo recuperar y escaparse de la muerte. Disputó la gran final, pero sin duda no era el mismo, muchos argumentan que Nike lo obligó a jugar ese día.
Incluso llegó a preocupar a todos, después de tener un choque con el portero francés, Fabián Barthez, que terminó prácticamente de desaparecerlo del encuentro.
Fue una dura derrota, muchos aún creen que con un Ronaldo al 100% la historia hubiese sido distinta, aunque cuatro años más tarde tuvo su revancha quedando campeón del Mundial Corea-Japón 2002.
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